miércoles, 13 de enero de 2010

La Medicina dominicana y la tecnologia

La Medicina dominicana y la tecnologia se encuentran en un coqueteo
eterno, en el cual la ultima ense~a a la primera todos sus atributos
pero esta solo puede obtenerlos cuando ya otros la han tenido en
intimidad.

La tecnologia seduce a traves de coonferencias y articulos en revistas
de punta, donde nos cuenta las maravillas que puede hacer, es como:
ser confidente de aquella muchacha que en el liceo te fascinaba y
tener que escuchar acerca de donde su novio rico y blanco la llevo a
pasear.

En la mayoria de los casos primero es adquirida por capital privado,
el cual lo hace para poder decir que aqui tenemos lo aquel centro no
tiene o simplemente para poder hacer mas caro algo esencialmente
barato. El sector privado pra poder unirce a este baile
medico-cientifico esta condenado a esperar la generosidad de algun
gobierno extranjero o la verguenza de uno local.

De ahi que los pobres de nuestro pais y la clase media no tan media,
esten limitados a una Medicina de los 70 - 80, y si no se puede
costear el lujo de esto pues se intenta hacer una semblanza de los 50:
confiando mas en las proesas del medico que en el conocimiento
tecnico.

Pero en algun lugar de nuestro pais donde se conocen a los ricos y de
los pobres ni el nombre podemos encontrar la misma tecnologia que
encontrariamos en un clinica norteamericana o europea (claro
olvidandonos de los grandes centros de investigacion).

Aunque debemos mirar las nuevas promesas de la tecnologia con recelo
debemos tambien inquietarnos por ir mas alla y poder ofrecer un
servicio con las mejores ofertas posibles (y probadas) del mercado.

Casi ningun area de la Medicina deja de beneficiarse de las nuevas
tecnologias, por lo cual debe estar en el interes presupuestario tanto
de los hospitales como de el Estado el mantener y adquirir a la picara
se~orita tecnologia. Esto redobla su importancia en los hospitales
escuelas los cuales de estancarse en el tiempo tienden a ser una
academia de errores y mala practica que se perpetua genracion tras
generacion de especialistas.

Para esta guerra debemos armarnos, y defender al paciente aun nos cueste.

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